Marionetas

Fragmento de cuento publicado en la Segunda Antología de Narrativa Breve: Crónica Cuento y Relato, Taller de Narrativa Letras del Desierto (Instituto Sonorense de la Cultura).

—¡Qué ironía! —son las palabras que salen de tu boca al contemplar tanta inocencia reunida en un jardín preescolar.

Tratas de moverte pero algo inexplicable no te lo permite, lo único que quieres hacer es seguir viendo tan hermosa escena y te preguntas en qué parte de la vida fue que perdiste la emoción de seguir. Hipnotizado pasan los segundos, los minutos y tú no puedes dejar de ver; el corazón late a mil, sientes que algo empieza a cambiar dentro de ti.

Una maestra se acerca al verte la pinta de indigente que te cargas y fisgoneando en las rejas de aquel jardín, nada más te faltaba que de pederasta te tachen. Aturdido, vuelves al camino, sientes náuseas, escuchas en el fondo el cantar de los cenzontles, un sonido que hace años no distinguías o al que el tedio te había hecho inmune junto con otras tantas cosas de la vida.

—¿Qué diablos me pasa? —te repites una y otra vez—. ¿Cómo es que me afecta tanto ver a unos mocosos? —reparas.

Hiperventilas, no entiendes, te detienes y volteas atrás.

Todavía puedes ver el jardín donde los niños juegan, aún puedes escuchar sus risitas. 

Te quitas tus gafas y dejas que el sol entre por tus ojos, respiras el aire impregnado a azares que esa fresca mañana de marzo te regala, y sonríes; sí, haces eso que se te había olvidado podías hacer: sonríes. Los músculos de tu rostro se desentumen y descubres poco a poco que todavía tienes la capacidad de sonreír, de sentir, de vivir y ese ¿Por qué? que te persigue todos los días de estos últimos meses, se convierte en un ¿Por qué no?

Retomas tu camino y todo es diferente, el aire, la gente, las flores, la vida. has vuelto a nacer, tu vida ha vuelto a empezar a las 8:30 una mañana de martes frente a una escuela preescolar.

Ves el mundo como si fuera la primera vez, los colores, los olores, los sabores. Caminas tarareando aquella vieja canción que tu mamá solía cantarte cuando niño, vas feliz, caminas y entre más caminas más te gusta lo que ves.

Caminas y te preguntas qué es lo primero que este día vas a hacer, inmerso en tu alegría, no te das cuenta que cruzas la avenida sin voltear, no te fijas y lo único que sientes es un sacudón que estremece cada hueso de tu cuerpo, el impacto te hace volar varios metros, todo se nubla, todo está negro, escuchas a lo lejos gente gritando, a una mujer llorando, las sirenas de una ambulancia chillando.

El cuerpo entumecido, la sangre a borbotones se escapa caliente de tu cuerpo, tratas de hablar, balbuceas y la sangre y la saliva se mezclan, no puedes.

—¡Pinche vida! ¡Cómo giras cabrona! ¡Qué ironía! Marionetas de la vida, es lo que somos.

Tirado en el frío asfalto te quedas mientras sientes que el último soplo de vida se te escapa del alma esa fresca mañana de martes a las 8:30.

Fernanda Olguín

Autora de libros testimoniales sobre duelo gestacional y perinatal, feminismo y depresión. 

Ha colaborado en publicaciones impresas y digitales como Palabrerías, Meui Meui y el Quehacer cultural, en la cual aborda en su serie de ensayos "Mis gafas violetas" la perspectiva de género en la cultura.