Desgracia
Despreocupado como la luz del día, me quedé mirando a un grupo de caballos en Ciudad Obregón, con el cuello doblado, las crines revueltas, las colas ondeando contra el fondo verde de los arbustos. El sol caía mientras los techos de las capillas proyectaban una sombra sobre los animales, cubriendo luego el trayecto recorrido por los vendedores ambulantes junto a la laguna, mientras las hojas se sacudían de manera constante, todas a punto de fluir junto a los indicios del otoño. Lejos, hacia el lado izquierdo, algún residuo en el polvo voló y se me clavó en el ojo, oscureciendo la tranquilidad del mundo hasta que ya no hubo vista de caballos.
Me pasé por las clínicas sin asesinar accidentalmente a nadie a pesar del dolor que sentía y la recurrente falta de atención por parte del personal del hospital. Y supongo que me sentí orgulloso de mí mismo en ese momento. Me tendieron en una camilla, hasta que una enfermera trajo a un chico postrado en una silla de ruedas, quien también había sido transportado de la calle en donde estaba la capilla. El muchacho estaba bastante mal herido y llorando. Lo pusieron a mi lado.
A través de las cortinas, escuché hablar a las enfermeras. Dijeron que el chico se encontraba conmocionado, y que se había tragado algunos de sus dientes; y que tenía las costillas rotas, y que alguien había tratado de clavarle un cuchillo a plena luz del día. Entonces llamaron a su madre. Y su madre llegó. Ella no dejaba de hablar en un tono alarmante y preocupado. "¿Quién te hizo esto, mijo? Mijo, ¿te quitaron la billetera? ¿Te quitaron la billetera, mijo?". Salí del hospital con la visión medio recuperada y una clara noción de mi buena fortuna.
Me alegré de no haber sido acuchillado en las calles y en esta segunda ocasión, cuando crucé la iglesia, me decidí por entrar un momento para orar, y oré por la pronta recuperación de todas las personas que salían a caminar por su cuenta, y que también no estaban libres de atravesar por alguna tragedia. Recé porque se les concediera un milagro, o porque simplemente tuvieran mejor suerte en las calles. Recé para que no hubiera más incidentes con cuchillos en la que se supone que era una plaza familiar. Caminando sobre los márgenes de la amenaza de la ciudad, me percaté de la presencia de bestias del oasis y de sus futuras presas al descubierto, las cuales estamos a la deriva, y en todas partes; expuestas a ser agredidas o carcomidas por el terror desde dentro.
Ni siquiera pienso claramente mientras escribo esto.
Raspando mi párpado, creo que todavía tengo algunas partículas de polvo como pequeños granos de arena atrapados en mi visión que me queman: una ceniza alrededor de mi pequeña posibilidad de observar a mis alrededores para saber si debo sentirme desprotegido. Ni las lágrimas ni el enjuague de las gotas oculares sirven para quitarme ese polvo; la molestia se pega y se ha quedado adherida a mí por toda una semana hasta el día de hoy. Llevo el presente cosido a mi cuerpo y a mi carne, ¿quién en esta ciudad está verdaderamente a salvo? Ahora soy ciego a la percepción de lo que significa la serenidad.
Ten por ejemplo al chico del hospital. Apuesto a que sin querer, compartimos el mismo nombre.

Marie Anne
Su poesía aparece en libros, antologías y revistas de editoriales norteamericanas, tales como "BIPOC Issue", "Walk of Life", "CULTURE", "December Poetry", y en los catálogos digitales de Mortal Magazine, F3LL Magazine, The Ground Up & For Women Who Roar Magazine.
Su poema "A Movie Called Honeycomb" fue seleccionado para publicación en el chapbook de Torrey House Press, "In the Garden", libro que forma parte del Programa de Humanidades Ambientales de la Universidad de Utah. Marie también es acreedora de reconocimiento nacional por sus trabajos de ficción en español, con publicaciones en el Instituto Sonorense de la Cultura, las revistas Yuku Jeeka, Vislumbre, Neotraba, Craquelarre y el catálogo digital de Perlas del desierto y After Hours Magazine.
Su cuento "Las botas que se sacuden espíritus" ganó el primer lugar para publicación a nivel estatal en el concurso literario "Plumas en ciernes 2022".